Balance 2025

El cierre de un año siempre invita a hacer balances. No solo de cifras o resultados, sino de decisiones, prioridades y aprendizajes. Este, en particular, fue un año exigente. No por la falta de oportunidades, sino por la necesidad permanente de adaptarse a un entorno cada vez más incierto, más volátil y, en muchos casos, más incoherente.

En lo público, el país transcurrió entre discursos grandilocuentes y realidades que no siempre los acompañaron. Se habló de transformaciones profundas, pero la ejecución volvió a mostrar limitaciones estructurales: improvisación, tensiones institucionales y una creciente distancia entre la narrativa política y los efectos reales sobre la economía, el empleo y la confianza. No fue un año de certezas, sino de ajustes permanentes.

En lo económico, la palabra que mejor resume el período es cautela. Empresas, profesionales y familias aprendieron a operar con mayor prudencia, a priorizar, a revisar costos y a tomar decisiones con información, no con impulsos. El contexto obligó a fortalecer la disciplina financiera, a entender que la sostenibilidad no es un concepto de moda, sino una necesidad real para sobrevivir en escenarios de alta volatilidad.

Desde lo personal, fue un año de trabajo intenso y silencioso. De construir sin ruido, de ordenar procesos, de sostener el rumbo aun cuando el entorno invitaba a la distracción o al desgaste. Un año para confirmar que la constancia pesa más que la improvisación y que el crecimiento real rara vez es inmediato, pero siempre deja señales claras para quien sabe leerlas.

También fue un año para reafirmar convicciones: la importancia de la formación continua, del criterio técnico, de la disciplina diaria y del respeto por el trabajo bien hecho. En tiempos donde abunda la opinión rápida y escasea el análisis, sostener una postura informada y responsable se vuelve casi un acto de resistencia.

El balance, entonces, no se mide solo en resultados visibles. Se mide en aprendizajes, en correcciones hechas a tiempo y en la claridad de hacia dónde se quiere avanzar. El cierre de este año no es un punto final, sino un punto de ajuste. Porque lo que viene exigirá aún más preparación, coherencia y carácter.

Y eso, precisamente, es lo que marca la diferencia entre simplemente pasar el año… o construir el siguiente.

Greyson Gómez / Director Coafico

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